Recuerdos de la pobre Cuba

Las guardias del comité, los chivas, mirahuecos, la vieja de la federación y el tarrú organizador de la cuadra. Las ESBEC y las escuelas al campo, los chícharos, los surcos y la guataca. La chispa'e tren, calambuco, hueso'e tigre, azuquita, salta pa'trás, bájate el blumer y duermete mi niño; inolvidables licores que enajenaban las mentes... Kikos plásticos sin medias, microondas de antaño que dejaban la parte superior de los pies adornados de cuadritos oscurecidos por el Sol. Muñequitos rusos de seis a seis y media...Culto a lo desagradable, grotesca y única alternativa para las tardes infantiles. Camisas Yumuri, un mismo modelo y dos combinaciones de cuadros de colores para todo el país...Las comparsas por las calles. Radios VEF 202 rusos que pesaban cincuenta libras y eran los mejores del mundo...por lo menos tenían onda corta para escuchar estaciones de la Yuma. Bicicletas asmáticas y chinas. Las primeras te sacaban el aire hasta la asfixia; para las asiaticas tenías que ser vanguardia o baboso. Las hamburguesas de plátano burro, tristeza gustativa, patetismo digestivo. Las cortinas hechas con los palitos plásticos de los helados...El kitsch revolucinario. El refresco de polvo de coppelita de fresa o vainilla, otra de las aberraciones inventadas para matar la sed, y que casi matan al sediento. La croqueta cosmonauta Tamayo y Romanenko.Desabrida y engolada, siempre adherida al cielo de la boca. Recuerdos hay cientos, o miles, estos son algunos pocos para volver la vista atrás, y sorprendernos, de estar vivos a pesar de todo.