Un Clooney para Cuba

El hueco que se ve en el vidrio del pasajero del auto de la embajada venezolana que fue asaltado en 100 y Vento, no parece una pedrada. Hay que tirar con mucha fuerza una roca para que perfore un cristal abriéndole un hoyo como el que se ve en la foto, tendría que ser Popeye después de almorzar un bufet de espinacas, o Chapman luego de calentar su brazo y lanzar una recta a mas de 100 millas. Y ni aun así, me asegura uno de mis amigos cristaleros. Pero antes de saberse nada, cuando la seguridad del estado tenía totalmente aislado el lugar (a la usanza absolutista), ya en Twitter el payaso oficial de los twitterlameros castristas decía que había sido una pedrada, y lo mismo iban a repetir en la Mesa Retonta y a cacarear a todas las agencias del mundo que fueron a interesarse por la noticia. La vida es virtual en Cuba. Todo gira en torno a lo que el régimen acepta y divulga. Puede creer alguien a estas alturas (fuera de los límites de la finca de los Castro), que en la Ínsula la gran mayoría desconozca quien es el Dr. Biscet o Yoanis Sanchez y hasta las Damas de Blanco? Es el culto a la desinformación en la época en que cualquier noticia da vueltas al Mundo en segundos. La filosofía de la repetición de la mentira para que los grandes tontos crean que es una verdad. La teoría sagrada de la finca que se administra por encima de las leyes de la civilización. Quizás nos hiciera falta algún George Clooney arrestado por gritar dentro de la cueva de Intereses de los comunistas en Estados Unidos, u otros cientos de editoriales como el reciente del Washington Post. Después del Papa seguirán las mentiras y las escondederas oficialistas, los papagayos lameros en Twitter, y los tiros devenidos en pedradas.

Mientras esté la finca y los mayorales, la ceguera allá dentro. Y para afuera, la mentira.