Grandes hombres y verdaderas mujeres con la boca tapada

Quién le dio la visa a Mariela Castro para visitar al enemigo del Norte? Habría que averiguar. Quizás haya sido el mismo de aquella historia de Reggaetón: Quién tiró la tiza? Quien haya sido y por qué no importa. Hace poco también se la dieron al Nonseñor Jaime Ortega. Parece que esté de moda invitar a tipos que deberían defender a sus feligreses y defienden a los diablos, a mujeres (orgullosas hijas y sobrinas de abusadores de gays) que se autoproclaman defensoras de los homosexuales en la Isla machista. Ojalá y también le den la visa a alguno de los negros heroicos que allí denuncian el racismo y la crueldad de quienes los gobiernan. Mariela, desde pequeña muy preocupada por su padre que además de asesino en serie siempre tuvo cara de pajarraco y de Oriente a Occidente llueven los chistes acerca de su dudosa virilidad, y ya de grande por sí misma porque al mirarse en el espejo descubrió que no tenía en absoluto nada de chica play boy (como el cuento de Pepito:- Pero niño, en tu casa a nadie le gustan las mujeres? Sí maestra, a mi mamá y a mi hermana. Entonces ella, heredera de la dinastía sangrienta, se dijo: Seré la voz de los homosexuales cubanos. Y ahora que hasta el Presidente americano aplaude los matrimonios entre el mismo sexo e institucionaliza el despelote social, la astuta Mariela con los dientes afilados y su visa en el bolsillo sonríe: Allá voy, esta es la mía. Y es que ella quiere, como todos, que cambien las cosas en Cuba. Claro, que siga el comunismo y la represión y todo tipo de falta de libertad, pero que en el futuro el papá sea la mamá y el niño con sus muñecas y las muchachitas se parezcan a ella. Triste destino el nuestro con personajillos como estos viajando y parloteando, mientras a grandes hombres y verdaderas mujeres les tapan la boca, les niegan visas y permisos de salida.