Cuando en
1961 nació el hijo del señor Barack Obama, un economista keniano residente en Honolulu, ya los rebeldes
en Cuba se habían adueñado por la fuerza del gobierno de la Isla, habían fusilado a miles
de sus opositores sin juicios legales, expropiado los bienes de los ciudadadanos
norteamericanos, ahorcado a cientos de guajiros en el Escambra y a otros miles
enviados a campos de concentración en Pinar del Río; y tras su alianza con la
Unión Soviética habían puesto a temblar al Mundo ante el peligro de una
inminente confrontación nuclear.
En 1967,
cuando el pequeño Barack se mudó a Indonesia junto a su madre y su padrastro
para recibir educación en Yakarta, el Che Guevara andaba por Sudamérica exportando revoluciones para acabar con los
gobiernos constitucionales de la región, causando muerte y destrucción civil, y
un precedente que durante las dos próximas décadas sumaría muchas guerras con
sus consecuentes víctimas a lo largo de toda la América Latina.
En los 80’s
el jóven Obama se fue a Chicago y devino en organizador comunitario de una iglesia
Afroamericana y no paró hasta Harvard. En Angola mas de diez mil jóvenes
cubanos regaban la tierra con su sangre en una causa ajena, por mandato del
gobierno comunista de Cuba (los mismos rebeldes), que pretendia exportar su
sistema frustrado al continente africano. En 1989 el principal general de esa guerra
era fusilado en Cuba como chivo expiatorio ante graves acusaciones por
narcotráfico contra el régimen de la Isla.
El 13 de Julio
de 1994 un barco que escapaba de Cuba repleto de civiles fue hundido por
lanchas de la tiranía, de los hechos
más macabros de la historia contemporánea. 37 inocentes, la mayoría niños pequeños,
fueron asesinados por órdenes del gobierno de La Habana. La commisión Interamericana
de Derechos Humanos dictaminó: “Las pruebas demuestran
claramente que el hundimiento del barco remolcador ‘13 de Marzo’ no fue un
accidente sino un hecho premeditado e intencional”. El abogado Obama seguía
en Chicago dirigiendo diferentes fundaciones. En 1996 volvieron sus vecinos
comunistas a golpear: Derribaron 2 avionetas civiles en el espacio internacional
asesinando a cuatro jóvenes cubanoamericanos.
Y mientras
el jóven afroamericano llegó al Senado por Iillinois iniciando una carrera que
lo convirtió en el Presidente 44 , Jorge Luis García Pérez Antunez (afrocubano)era
golpeado y abusado durante 17 años en cárceles castristas, y después también Oscar Elias Biscet(afrocubano), y
Orlando Zapata (afrocubano) murió en otra de las tantas prisiones, y a golpes
con las Damas de Blanco hasta que la líder de ellas falleció extrañamente, como
también el opositor pacifista Osvaldo Payá.
El
Presidente ya rebasó sus cincuenta años y está a medio camino de su último mandato.
Los vecinos son los mismos de cuando él nació, y siguen repartiendo muerte y
destrucción. Es el régimen más antiguo del mundo, pionero violador de todos los
derechos humanos y civiles. Y entonces el Presidente, extasiado de bondad , les
tiende la mano a sus vecinos: Vamos a ser amigos, vamos a olvidar el pasado, no
importan los muertos ni las lágrimas ni la miseria de ese pueblo. No importa si
vienen 50 años más. La historia me recordará!
Lo que no
aprendió el exactivista comunitario, ni en Yakarta, ni en Harvard,
ni en Chicago, es que a los dictadores no les queda el ramo de olivo. Con él mismo
después te sacudirán el rostro, mientras limpian sus manos salpicadas con la sangre de sus próxima víctimas.