A los médicos cubanos que fueron a Africa a combatir el
ébola, básicamente, y como se dice en la
Isla: Les dieron el clásico embarque!
Un funcionario de la Organización Mundial de la Salud habló
con uno de sus dirigentes y le explicó que por razones de seguridad para con
los galenos, estos deben ser reemplazados en proximadamente tres meses, para
que el peso de la costumbre no les haga caer en errores y desvaríos que los
lleven a contaminarse con la enfermedad. Esto es válido para todos los
profesionales de los diferentes países que colaboran.
Pero no para los cubanos.
Ellos tendrán que permanecer “todo el tiempo necesario”. Y esa frase la
conocemos quienes allí vivimos: La
Revolución necesita de ustedes y tienen
que ser dignos representantes. Fue la órden del tal dirigente de la “valerosa misión”.
Y al embarque se suma
el potencial incumplimiento de las promesas que les hicieron al marchar: que
los iban a premiar con una casa y un automóvil a su regreso. Ahora parece que
están arrepentidos o “no hay
presupuesto”, como sucede cada vez en la Isla maldecida por el comunismo.
Ellos fueron a salvar vidas a cambio de jamás regresar si
perdían la suya propia. El desespero material del pobrísimo país los llevó a
aceptar la canallada. Y ahora ni siquiera. Las falsas promesas de siempre.
Uno de esos médicos, desde el anonimato, es obvio, tuvo la
valentía de denunciar el tamaño “embarque.”
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