La niebla de los fusiles

Conocí a un señor, no importa el nombre, vive aqui entre nosotros y como tantos cubanos fue preso político muy jóven. Casi todos lo eran, pero este era un niño, sólo tenía catorce años. Con mezcla de sorpresa e ingenuidad le cuestioné: Pero cómo fue posible, no les dijiste tu edad? -Nunca me la preguntaron, no les importaba. De historias de niños apresados y fusilados está manchada nuestra triste realidad, al menos éste vivió para contarlo. Para que nadie hoy tenga el valor de negar lo que sucedió en Cuba durante los duros primeros años de implantación violenta del comunismo. Cada día mueren mas héroes sin poder ver libre a la patria, y con ellos las vivencias y los recuerdos de los tiempos del paredón y los falsos juicios revolucionarios. Nos toca mantener vivas sus esperanzas y contar sus historias. Ahora y siempre habrá oídos para escuchar, y mentes para almacenar las atroces imágenes que el tiempo y los malagradecidos tratarán de confundir con la niebla que quedaba del disparo de los fusiles que cegaban las vidas.