Parientes tristes.

Se le acabó el turno al bate al camarada Jojoy, ecobio del Tiranosaurio, ambia culiñán del gorilazo Chávez, pana fuerte del depredador sexual Ortega, consorte de Evo,y hermanazo de sangre del zorro Correa; por citar los más dolidos allegados de la familia, porque también hoy corren lágrimas a lo Kirchner, se le empaña la vista a Lula, y le da la pataleta al ex hondureño Zelaya. Sufre la siniestra porque un bombazo le reventó la cabeza a uno de sus queridos personajes, el más cruel de los asesinos contemporáneos sudamericanos. Y ya comienzan a printear camisas con su imágen, y los de vasta imaginación enaltecerán los episodios y recrearán situaciones comunes para que quede bien plantada la figura épica. Este bien podría ser el sucesor romántico del asesino argentino que ensangrentó a Cuba y ya nadie cree el cuento de que fue guapo ni héroe ni la cabeza de un guanajo. De cualquier manera hoy nos levantamos mejor que ayer: un sinverguenza menos en este mundo. Que vaya allá adonde le toque, y si le permiten reclamar a sus parientes, que se los lleve a todos.