Hasta llegar a la meta final: La Libertad de Cuba!



martes, 14 de septiembre de 2010

El asesino de la decencia

A las cinco de la tarde, con el Sol de Cuba que a esa hora en verano es bien caliente, salía mi abuelo de traje de hilo con su figura erguida, y con pasos seguros recorría cuadras y cuadras saludando cortésmente a quienes se cruzaban, conocidos o no. La buena educación se respiraba en todos los rincones y en todas las clases sociales. El buen vestir y los modales de comportamiento correctos al parecer nunca fueron de la mano de los revolucionarios, que desde la guerrilla heredaron la ropa sucia y desaliñada, barbas pobladas de insectos, y un lenguaje de orillas con gestos y volúmenes fuera de lo normal. La cívica como asignatura fue abolida del sistema educativo nacional, era un rezago burgués del pasado y a fin de cuentas el hombre nuevo tenía que ser formado con la nueva moral y las costumbres socialistas. A partir de entonces, instituciones de triste historia como las Escuelas al campo, o las Escuelas en el campo, los campamentos agrícolas, los campamentos de milicianos, los campamentos de pioneros, las becas; establecieron que el marginalismo y la chabacanería regirían en la Isla. Atrás la decencia y la honradez, adelante las aberraciones sociales en nombre de la moderna forma de gobernar y de vivir delinquiendo. Las tres últimas generaciones de cubanos se han educado en la barbarie, sin conocer las buenas costumbres más allá de las que sobreviven en estrechos hogares. En la Cuba de hoy, ser decente es una idiotez y la buena educación es un defecto de antaño no superado. Para vivir a plenitud, tienes que aprender a hablar lo más obsceno que puedas, gesticular a más no poder y alzar la voz muy por encima de los demás. Para andar sin ser enjuiciado, un par de chancletas y si es posible con el torso desnudo en medio de la calle. Hace unos años conocí allá en Venezuela a un señor que me recordaba a mi abuelo. Qué será de él? Seguirá vistiendo impecable aun cuando en el Zulia el Sol caliente más que en La Habana? Su hablar pausado y su verbo limpio se mantendrán invulnerables a la jerga que el gorila bolivariano trata de imponer? En Cuba hace medio siglo triunfaron la chusmería y el marginalismo. Hoy se están exportando a Venezuela. El comunismo, amén de toda la sangre y el dolor que cobra, también asesina a la decencia. César A. Castañet. Enero 25/ 2007

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