Al
viejo generalote del traje manchado de
sangre se le olvidó en su fiesta de homenaje al asalto al cuartel Moncada,
mencionar el tráfico de armas con Corea del Norte (a modo de trapicheo
callejero) que está en boca de todo el Mundo por la forma burda y solapada del
régimen cubano (que no se avergüenza en lo más mínimo).
Dice el
octogenario criminal que gobierna a un país sin haber sido nunca electo por su
pueblo, que "Han pasado los años, pero ésta sigue siendo una revolución de jóvenes
como lo éramos el 26 de julio de 1953". Si no fuera por lo trágico
diera risa escuchar al sub-geriátrico hablar de juventud a estas alturas de
sus largas y venenosas existencias
“Esta seguirá
siendo la Revolución Socialista de los humildes, por los humildes y para los
humildes”. Aquí todos los presentes se miraron –Será tan descarado, a su edad…?!
Siempre lo fue y lo seguirá siendo. Ni él ni nadie de su pandilla fueron jamás
humildes, el tiempo demostró que eran sólo una banda de delincuentes que se empeñaron en usurpar el poder para después saquear a su antojo al país.
“Hoy más del
70% de los cubanos nació después del triunfo de la Revolución. Podría decirse
que convivimos en suelo patrio varias generaciones”. Y otras tantas en
suelos extraños, olvidó agregar. Y otras más que han muerto sin poder regresar.
El exilio más extenso de la historia moderna, por obra y gracia de la maldad de sus gobernantes.
Bla bla bla
y bla bla bla. Más de lo mismo. Y la gente escucha sin hacer caso omiso de lo
que habla el señor segundo responsable de todos los males habidos y por haber
que ensombrecen a Cuba, y la hunden cada vez más en la miseria y la
inmoralidad.
Hace sesenta
años comenzó la tragedia. Nadie la vio llegar. Por lo menos en su tamaña
magnitud. Hoy seguimos contando aniversarios de dolor, y lo peor de todo, con los
mismos asesinos de siempre.
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