Ojalá y febrero

El 23 de febrero hará un año de la muerte de Orlando Zapata, el hombre que puso en jaque al régimen tiránico de La Habana, y al costo de su propia vida abrió muchos ojos alrededor del mundo que pretendían mirar eternamente bajo la penumbra del manto retórico comunistoide.

Un dia más y con el aniversario del alzamiento definitivo de los mambises para sembrar de una vez la libertad ensangrentada, se cumple otro año de una página alevosa, de las tantas que suman los tiranos afianzados en Cuba: El asesinato en el estrecho de la Florida de cuatro jóvenes cubanos, voluntarios Hermanos al Rescate, a quienes deben la vida mas de seis mil compatriotas salvados de la furia del mar.

Dos hechos muy conocidos y condenados en todo el mundo. Poco mencionados dentro de la Isla penitenciaria sin prensa ni radio y con muy selecta internet. En todas las plazas y esquinas de las lejanas ciudades donde pululan los cubanos serán recordados estos mártires de nuestra más reciente y sufrida historia. Y allá, dentro, amén de esbirros y chivatos, hombres y mujeres valientes se encargarán de honrarlos, esquivando empujones, improperios y golpes bajos.

Y algún día, ojalá de estos últimos de febrero, comenzarán a sumárseles multitudes y entre todos unidos gritarán: Se acabó, fuera el abuso! Entonces no bastarán legiones de esbirros y chivatos, será otro alzamiento definitivo, como aquel de los mambises, que nos dignificó.