Hasta llegar a la meta final: La Libertad de Cuba!



miércoles, 8 de diciembre de 2010

El derecho a la felicidad

Si somos o no felices, es algo que todos los días nos preguntamos los seres humanos, aquí o en la Conchinchina. Para algunos la felicidad significa tener poder, riquezas, dinero, para disfrutar de inmensos placeres e influir favorablemente o no en la vida de los demás . Para otros es el amor, la familia, la paz, el respeto y todos los buenos sentimientos que afloran desde lo profundo del ser humano. Que la felicidad dura poco, que no es eterna, que existe sólo por momentos, son criterios que venimos escuchando desde descubrimos que pertenecemos a este mundo. Pero casi todas nuestras acciones van encaminadas, aun inconscientemente, a encontrarla, ya sea cierto eso de que durará sólo un rato, pero imaginándola que puede llegar para toda la vida . Y si de momento sentimos que se nos aleja nos envolverá su antónimo: la tristeza. La Constitución de los Estados Unidos asegura que cada hombre y mujer tienen derecho a buscar la felicidad, y el Estado está obligado a garantizar, por lo menos, que existan condiciones materiales y espirituales para alcanzarla. Cada quien sería capaz o no de encontrarla, o aunque sea, lucharla. En mi país como no hay ni siquiera una Constitución que pueda tomarse en serio, mucho menos existe una frase que incluya la tan ansiada palabra, a no ser alguna que se lee en las calles y muros de las ciudades y que es un culto a la Ironía: “Somos felices aquí”, devenida del ingenio de un gobierno al que le importa un comino la felicidad de su pueblo. El cubano le rinde pleitesía a los estados de ánimo que alegran el espíritu. Más que los seres de otras partes gozan de su música, sus chistes y hasta del calor sofocante de la Isla; de los momentos incómodos se escapa la jarana, y de la carencia material la sátira de un futuro mejor que están prometiéndoles desde siempre, pero que viene pintado de verde y cada vez que se acerca se lo come un chivo. En Cuba hay gentes felices, no lo dudo. No muchos, pero los hay, y otros que piensan que lo son a espaldas de la realidad de un Universo que no conocen. Pero podrían haber más. Tantos cubanos felices como en el País de la Felicidad. Si no sufrieramos un desgobierno que hace de todo por imponer la tristeza.

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